domingo, 16 de marzo de 2014

Florentino Felgueroso: Formación para el empleo: chiringuitos varios y crecimiento económico

¿Y los cursos de formación de las Administraciones Públicas? Aquellos que siempre están repletos....
 
Nada es gratis Blog. Lo confieso. Yo también he pecado. He participado como docente en algunos cursos de formación para el empleo. Esencialmente, con conferencias o en mesas redondas. Recuerdo una vez, una fila tremenda de personas haciendo cola para poder asistir a una de ellas. Lo extraño (aparte de la cola para escucharme, claro) era la edad tan avanzada de los asistentes. No parecía que necesitaran de más diplomas aún para hacer curriculum. “¿A qué venía tanta paciencia?”, pregunté.
 
Me contestaron que estaban recogiendo el bono para un restaurante, donde también acudiríamos al acabar la charla. “Extraña forma de incentivar la asistencia”, pensé. Lo más curioso resultó ser que el organizador de la conferencia (y el  resto del curso) también era el propietario del restaurante…
 
En otra ocasión, asistí a una mesa redonda/curso de formación, donde hablé muy poquito (al menos, eso me pareció), a un salario por minuto mayor que el de CR7. Me sentí Gary Becker por un momento… Otra vez, acudí con un colega de facultad a uno de estos cursos a la capital. Decidimos ir en su coche, mucho más potente que el mío, acorde con su categoría profesional. A la hora de pasar por caja, una administrativa insistió en que cogiera yo también el dinero del kilometraje, sino se lo quedaría ella. Lo siento, pero tonto el último…
 
¿ Y los cursos de AA.PP ?
¿Y los cursos de formación de las Administraciones Públicas? Aquellos que siempre están repletos.  ¿Se habrá visto nada más aburrido? Los alumnos, lo son más aún que “los de Bolonia”, empeñados en sumar puntos para promoción o salario, mientras que los que realmente necesitarían y se merecerían estos cursos están en su horario laboral. Los profesores también aburridos, la verdad, será la falta de incentivos por lo que pagan…
 
Finalmente, sí sí, sí. Lo reconozco, también. Participé en alguna evaluación de planes de formación locales. Y aquí, lo que más me sorprendió fueron las caras de alegría y la confraternización de todas las instituciones laborales y administrativas regionales y locales, una vez presentado nuestro informe final. Simplemente por qué ya se podía proceder a firmar el siguiente pacto en el que se redistribuirán los recursos de las políticas activas, entre ellos los de los planes de formación.
 
¿Será algún proceso de selección rara que me ha llevado a estos cursos? Va ser que no, por desgracia. Se les asocia más con la palabra “fraude” (me ahorro los enlaces) que con “eficacia”.  En este contexto, no es de extrañar que el Gobierno decida recortar, recortar y seguir recortando los gastos destinados a estas políticas, dado que  “no se puede seguir financiando servicios porque tengan un buen nombre, ni apoyar programas que no son operativos a la hora de crear empleo“ .
 
Estas aseveraciones son comprensibles, desde luego. Pero, con ellas ¿no le estamos dando la espalda a una realidad? A saber, que nuestra población activa aún requiere y requerirá de muchísima formación para el empleo, y que esta será necesaria para alcanzar un ritmo de crecimiento aceptable y sostenible. Aquí van una serie de datos que sus Señorías deberían tomar en cuenta. Los podrá encontrar ilustrados en detalle, en un trabajo, cuyo pomposo título es “Balance y retos de la Formación profesional en España” , y  que escribimos hace algún tiempo Sergi Jiménez y yo. El único enlace que encontré al artículo es del Ministerio de la Presidencia, así que “tener lo tienen” (si no aquí va una versión en pdf), ojalá estas observaciones les hagan reflexionar, y puedan tener algo de tiempo para leerlo.
 
Formación para el empleo y productividad
Existe una clara correlación positiva entre la productividad por hora trabajada y la extensión de la formación continua en la empresa (medida por la tasa de incidencia o porcentaje de empresas que proporcionan formación y la tasa de participación o porcentaje de trabajadores que participan en estos procesos de formación), la tasa de intensidad (número horas dedicadas a la formación por cada mil horas trabajadas) y el gasto en formación (sobre el coste laboral total). Los últimos datos disponibles para hacer una comparación a nivel europeo son aún del año 2005 y nos situaban en una posición de colista en el ámbito de la UE15, con los demás países del sur de Europa, tanto en términos de productividad como en prácticamente todas las variables relativas a la formación en la empresa.
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¿Qué quieren que les diga? Más que ponerme a discutir con literatura en mano si existe o no efectos causales, asumiría que la convergencia con el centro y norte de Europa pasa por una mejora de estas dos variables. Y, la verdad, me sigo creyendo la relación entre capital humano y crecimiento, vía mejora de la productividad. La formación en el empleo no deja de ser un tipo de capital humano más. Y si los cursos no son eficaces habrá que mejorarlos, no sólo fiscalizando aún más para que no se cometan más fraudes, también evaluando su eficacia.
 
Eso sí, no seguiría dejando los datos ni un segundo más en manos dela Fundación Tripartita para la Formación, los agentes que la conforman están demasiado implicados en la recepción y gestión de los que aún siguen siendo suculentos recursos. Vayan sino a su página web. Si encuentran algún dato decente para hacer una evaluación, háganoslo saber. Si que han pegado un enlace a un resumen ejecutivo  del denominado: “Plan anual de evaluación de la calidad, impacto, eficacia y eficiencia del conjunto del subsistema de formación profesional para el empleo”. ¡Waw! ¡Casi nada!  Se hizo sólo para el 2010. El informe es poco útil, la verdad. Con lo fácil que hubiese sido dejar algún microdato en la red… Paro, que me sulfuro con este tema, y ya lo hice basante en mi última entrada.
 
Las empresas que forman a sus trabajadores
En comparación con los demás países europeos, entre los obstáculos encontrados para proporcionar formación, no destacaba ni la falta de tiempo, ni los costes, sino la escasez de oferta de cursos. Por otra parte, la baja tasa de formación en las empresas no se podía achacar exclusivamente a un efecto composición por tamaño de la empresa. Si bien es cierto que tanto en España como en el resto de países, las empresas de mayor tamaño forman más a sus trabajadores, mantenemos nuestra baja posición en el ranking europeo para todos los tamaños.
 
Ya con datos más recientes, aunque exclusivamente para España (los de la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo para los años 2006 a 2010, encuesta que como bien saben ha fallecido recientemente), los análisis econométricos nos revelaban, entre otras cosas de interés, que la presencia sindical (en forma de delegados de personal o comité de empresa) y la cobertura de un convenio colectivo aumentan la probabilidad de que la empresa realice algún tipo de formación. El mayor efecto marginal se produce cuando la presencia sindical se ve reforzada con la negociación de un convenio colectivo y es mayor con presencia sindical únicamente que con convenio colectivo y sin presencia. Resultados parecidos se obtienen también por Abellán y Felgueroso , y Dolado. Felgueroso y Jimeno,  donde se muestra cómo la probabilidad de adquirir una formación relacionada con el empleo es mayor cuando los trabajadores están cubiertos con un convenio colectivo de empresa que de sector y, a su vez, es mayor cuando el convenio de sector es nacional o interprovincial que cuando tiene un ámbito provincial.  En cualquier caso, habrá que tener estos posibles efectos cuando se evalúen los efectos de la reforma laboral sobre nuestro sistema de negociación colectiva.
 
Los trabajadores que reciben formación 
Aquí, claro, nos situamos de nuevo, al igual que el resto de países del sur de Europa, en la parte baja del ranking, independientemente de la edad del trabajador. En cualquier caso, en el 2010, seguíamos en la cola en la formación a trabajadores con escasa cualificación, ya sea los de cuello blanco como los de cuello azul. Pero lo más interesante resulta ser la relación entre tipo de contrato y adquisición de formación en la empresa. Leer+

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